LA CASONA BULNES:PATRIMONIO HISTÓRICO DE CHICLAYO
(Artículo publicado npor el autor en La Industria de Chiclayo el 26 de Abril de 1996)
Por: José Maeda Ascencio
Hablar de arquitectura y construcción civil y religiosa republicana, es sin lugar a dudas, referirse también a la tradición y técnica constructiva colonial; solo algunos cambios en lo que respecta a distribución arquitectónica logramos observar en la construcción colonial tardía y republicana; los materiales por ejemplo, son los mismos: ladrillo,cal y canto para fundaciones, mortero de cal para juntas de ladrillo y adobe, molduras de yeso y arcilla, algarrobo, pino Oregón, etc; por lo menos, el sistema de desague en la República es con canales de sección rectangular a base de ladrillo; ya no hay zaguanes; las fachadas son mas simples y desaparecen las esculturas en madera(leones y otros) en las grandes puertas de dos hojas, así como los artísticos trabajos en fierro forjado en las ventanas, que perduran todavía en algunas construcciones coloniales de Lambayeque (es mas preciso decir “fierro forjado” que “fierro fundido”, término que nos parece obvio).
La Casona Bulnes:
Enamorado de su prosapia y celoso administrador de una de las casonas republicanas mas hermosas de Chiclayo, Pedro Bulnes Díaz, nieto de don Luis Bulnes Torres y sobrino nieto de la insigne profesora Elvira Bulnes Torres, nos hace recorrer los recintos en donde vivieron las prestigiosas señoritas Bulnes; al fondo, en el corral, un centenario árbol de higo, es mudo testigo de la historia de la casona; arrancamos unos dulces higos y mientras los disfrutamos, Pedro nos abre baúles de cuero y cajas llenas de recuerdos y nostalgias de una época que él no vivió; ahí están las Saritas (sombreros) importadas de Inglaterra muy bien conservadas que daban prestancia a la nobleza de aquel entonces; las mecedoras de Viena de madera con sección circular dobladas y retorcidas que dan perfección al vaivén del mueble; los reclinatorios para rezar; cuadros con tallado modelo Arnabur hechos por algún ebanista ferreñafano; un potente radio a tubos marca “Grundig) que aún capta frecuencia modulada con el clásico “ojo de pez”, adornos de loza de Bavaria (Alemania); una piedra vetusta para destilar agua con su respectivo mueble o base de fierro; el hermoso estandarte de la Escuela Elemental “Juan Alarco Dammert” del año 1939, que regentaban las señoritas Bulnes; un sinúmero de fotos que nos hablan de toda una ápoca de esplendor y de la élite de los treinta de Chiclayo. Como muchos apellidos chiclayanos, Bulnes viene del pueblo de Potes, de la región vasca española; ahí existe una montaña con el topónimo de Bulnes; por lo menos en el año 1942 ya había apellido Bulnes en Potes, conforme lo demuestra Lenn Bulnes, conocido artista chiclayano afincado en New York hace mas de 35 años. Que logré entrevistas.Vinieron tres hermanos: uno fue a Chile, otro a Centroamérica y uno de ellos se quedó en Perú; en la guerra con Chicle figura un tal Pedro Bulnes, que según nuestros cálculos no puede ser otro que don Pedro Bulnes Torres, que en 1879 tenía veintitantos años de edad; por otro lado, don Jorge Zevallos Quiñonez, mi amigo, (1991: Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas n°18)documenta a un capitán Bulnes del Regimiento de Saña por el año 1700 aproximadamente. El tal Bulnes, es padre de las señoritas Bulnes; pero, mejor precisemos: don Pedro Bulnes Torres (ferreñafano) casó con doña Elvira Torres Paz; una calle de Chiclayo lleva el nombre de su hermano; tuvieron trece hijos: Delia, Ernestina, Isabel, Rosa, María Eugenia (a quien conocí en su lecho de enferma en 1991; tenía 88 años), María Teresa, Elvira Hortencia y Hortencia, que se casó con don Carlos Arbulú y, en segundas nupcias, con un señor Leguía; fue la excepción de la familia, que con los años, sus descendientes fueron denunciados por la pérdida del patrimonio de la casona, conforme me lo demuestra Pedro, mi cicerón; los hijos hombres fueron: Pedro, Lino,David,Manuel(radicado en México), José ÑLuis, un niño fallecido prematuramente; todos ellos Bulnes Torres.
La Construcción:
Se ingresa por el amplio patio con corredores y techo sostenido por tres columnas dóricas de píno oregón en uno de sus lados; las molduras de madera han sido añadidas después; las vigas también son de pino oregón (fina madera, baste citar que son de éste material las mejores guitarras clásicas, en sus tapas); con un área total de 1,500 m2 la casona no ha sufrido cambios en su distribución original; se nos refiere que una pequeña parte fue vendida al Dr Avellaneda Camacho (Elías Aguirre 968-A); los pisos originales son recubiertos con madera; en la fachada, dos clásicas ventanas de fierro forjado, presentando barras de sección circular de alma llena y también otras de sección rectangular, unidas con molduras de plomo (no se usó soldadura, lo que hace mas artístico el trabajo); las ventanas van enmarcadas con apoyo y remate de madera tallada y coronada con molduras de yeso;los pisos se están levantando debido a la filtración de humedad que emana de los canales de desague ya mencionados; algún inquilino destruyó uno de los techos del ambiente de ingreso; y aquí es redundante hablar de la falta de apoyo de organismos que tienen que velar por su restauración conforme al art. 27 de la Ley 24027 (ya derogada), que para nosotros resulta caduca, pero, continuaremos bregando por la conservación y restauración de nuestro patrimonio, recordando aquella canción que en su lecho nos cantara – y me la grabé-la señorita María Eugenia Bulnes Torres, muy antigua que dice: “ Una mona a un nogal subió, cogiendo una nuez verde, la cáscara la muerde, y que le supo muy mal, así suele suceder a quien su empresa abandona, que Ay! como la mona, el principio de vencer”.
(Artículo publicado npor el autor en La Industria de Chiclayo el 26 de Abril de 1996)
Por: José Maeda Ascencio
Hablar de arquitectura y construcción civil y religiosa republicana, es sin lugar a dudas, referirse también a la tradición y técnica constructiva colonial; solo algunos cambios en lo que respecta a distribución arquitectónica logramos observar en la construcción colonial tardía y republicana; los materiales por ejemplo, son los mismos: ladrillo,cal y canto para fundaciones, mortero de cal para juntas de ladrillo y adobe, molduras de yeso y arcilla, algarrobo, pino Oregón, etc; por lo menos, el sistema de desague en la República es con canales de sección rectangular a base de ladrillo; ya no hay zaguanes; las fachadas son mas simples y desaparecen las esculturas en madera(leones y otros) en las grandes puertas de dos hojas, así como los artísticos trabajos en fierro forjado en las ventanas, que perduran todavía en algunas construcciones coloniales de Lambayeque (es mas preciso decir “fierro forjado” que “fierro fundido”, término que nos parece obvio).
La Casona Bulnes:
Enamorado de su prosapia y celoso administrador de una de las casonas republicanas mas hermosas de Chiclayo, Pedro Bulnes Díaz, nieto de don Luis Bulnes Torres y sobrino nieto de la insigne profesora Elvira Bulnes Torres, nos hace recorrer los recintos en donde vivieron las prestigiosas señoritas Bulnes; al fondo, en el corral, un centenario árbol de higo, es mudo testigo de la historia de la casona; arrancamos unos dulces higos y mientras los disfrutamos, Pedro nos abre baúles de cuero y cajas llenas de recuerdos y nostalgias de una época que él no vivió; ahí están las Saritas (sombreros) importadas de Inglaterra muy bien conservadas que daban prestancia a la nobleza de aquel entonces; las mecedoras de Viena de madera con sección circular dobladas y retorcidas que dan perfección al vaivén del mueble; los reclinatorios para rezar; cuadros con tallado modelo Arnabur hechos por algún ebanista ferreñafano; un potente radio a tubos marca “Grundig) que aún capta frecuencia modulada con el clásico “ojo de pez”, adornos de loza de Bavaria (Alemania); una piedra vetusta para destilar agua con su respectivo mueble o base de fierro; el hermoso estandarte de la Escuela Elemental “Juan Alarco Dammert” del año 1939, que regentaban las señoritas Bulnes; un sinúmero de fotos que nos hablan de toda una ápoca de esplendor y de la élite de los treinta de Chiclayo. Como muchos apellidos chiclayanos, Bulnes viene del pueblo de Potes, de la región vasca española; ahí existe una montaña con el topónimo de Bulnes; por lo menos en el año 1942 ya había apellido Bulnes en Potes, conforme lo demuestra Lenn Bulnes, conocido artista chiclayano afincado en New York hace mas de 35 años. Que logré entrevistas.Vinieron tres hermanos: uno fue a Chile, otro a Centroamérica y uno de ellos se quedó en Perú; en la guerra con Chicle figura un tal Pedro Bulnes, que según nuestros cálculos no puede ser otro que don Pedro Bulnes Torres, que en 1879 tenía veintitantos años de edad; por otro lado, don Jorge Zevallos Quiñonez, mi amigo, (1991: Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas n°18)documenta a un capitán Bulnes del Regimiento de Saña por el año 1700 aproximadamente. El tal Bulnes, es padre de las señoritas Bulnes; pero, mejor precisemos: don Pedro Bulnes Torres (ferreñafano) casó con doña Elvira Torres Paz; una calle de Chiclayo lleva el nombre de su hermano; tuvieron trece hijos: Delia, Ernestina, Isabel, Rosa, María Eugenia (a quien conocí en su lecho de enferma en 1991; tenía 88 años), María Teresa, Elvira Hortencia y Hortencia, que se casó con don Carlos Arbulú y, en segundas nupcias, con un señor Leguía; fue la excepción de la familia, que con los años, sus descendientes fueron denunciados por la pérdida del patrimonio de la casona, conforme me lo demuestra Pedro, mi cicerón; los hijos hombres fueron: Pedro, Lino,David,Manuel(radicado en México), José ÑLuis, un niño fallecido prematuramente; todos ellos Bulnes Torres.
La Construcción:
Se ingresa por el amplio patio con corredores y techo sostenido por tres columnas dóricas de píno oregón en uno de sus lados; las molduras de madera han sido añadidas después; las vigas también son de pino oregón (fina madera, baste citar que son de éste material las mejores guitarras clásicas, en sus tapas); con un área total de 1,500 m2 la casona no ha sufrido cambios en su distribución original; se nos refiere que una pequeña parte fue vendida al Dr Avellaneda Camacho (Elías Aguirre 968-A); los pisos originales son recubiertos con madera; en la fachada, dos clásicas ventanas de fierro forjado, presentando barras de sección circular de alma llena y también otras de sección rectangular, unidas con molduras de plomo (no se usó soldadura, lo que hace mas artístico el trabajo); las ventanas van enmarcadas con apoyo y remate de madera tallada y coronada con molduras de yeso;los pisos se están levantando debido a la filtración de humedad que emana de los canales de desague ya mencionados; algún inquilino destruyó uno de los techos del ambiente de ingreso; y aquí es redundante hablar de la falta de apoyo de organismos que tienen que velar por su restauración conforme al art. 27 de la Ley 24027 (ya derogada), que para nosotros resulta caduca, pero, continuaremos bregando por la conservación y restauración de nuestro patrimonio, recordando aquella canción que en su lecho nos cantara – y me la grabé-la señorita María Eugenia Bulnes Torres, muy antigua que dice: “ Una mona a un nogal subió, cogiendo una nuez verde, la cáscara la muerde, y que le supo muy mal, así suele suceder a quien su empresa abandona, que Ay! como la mona, el principio de vencer”.
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